sábado, 26 de abril de 2014

La Maldición

"Pleitos tengas y los ganes", rezaba un viejo dicho popular. Como siempre, los misterios y conjuros esotéricos han sido superados por la realidad. 

"Pleitos tengas y termines" es hoy la versión adaptada de la conocida maldición que, con su dedo, apunta a aquel que por azares de la vida se verá inmerso en la maraña procesal que asola a nuestro país. 

Así es. Nuestros sistema judicial, lastrado históricamente por la ausencia de interés de nuestros políticos - y es que no da votos -, la politización del sistema, la carencia de medios y falta de modernización, etc, ha conseguido modificar el refranero. 

Es habitual - y normal - que el justiciable (cliente) pregunte: "¿cuanto tardará?". 

La respuesta es tan quimérica como la maldición: No sé; Dios sabe; depende de ... Paciencia. 

El incio de un pleito se ha convertido en un viaje homérico, es decir, una odisea. Sí, el resultado de un litigio puede ser imprevisible, pero ésta hoy no es la cuestión. El resultado de un litigio es lo que no ves en el horizonte, la palabra que todos los tripulantes del galeón desean oír : "¡¡ tierra !!". 

A veces no hay más remedio. Hay que tirarse a la piscina judicial. Pero el objetivo que debe presidir la estrategia es el de terminar lo antes posible. Por ello, esperar al fin natural del proceso, la sentencia, debe ser la última bala de la recámara. El abogado, hoy, debe desplegar todas las capacidades negociadoras, y como se dice de forma hortera, resultar "proactivo" cara a una solución negociada. Y es que el tiempo es clave, el tiempo es dinero, y una justicia lenta no es justicia. 

José Méndez 
Abogado